sábado, 27 de junio de 2015

SEXO EN LA PARROQUIA

COMENTARIO AL ABSURDO CELIBATO FORZOSO DEL CLERO. 

-Lo normal es el matrimonio entre un hombre y una mujer. Como Pedro, los apóstoles y sus sucesores eran casados. El celibato obligatorio no es un precepto del Evangelio, es una anómala variable macroeconómica de la Santa Sede con el propósito de enriquecerse todavía más. Un clero sin herederos es lo más saludable para el monedero del insaciable Vaticano. Encadenar el celibato al sacerdocio es herético y cruel.

-Por inspiración divina, la iglesia primitiva aborrecía el celibato eterno de los pastores, como norma general.

-Como la mayoría de los papas y monseñores, San Agustín fornicó como loco hasta el fin, con sus concubinas y queridas. La castidad en el clero es un fantasma que nadie ve. La hipocresía sublime es la opción más rentable, a pesar del sufrimiento emocional y síquico de los clérigos. El tipo de pureza sexual requerida es irrealizable, anormal.

-Toda esposa cristiana es un apoyo para el ministerio de los predicadores. “No es bueno que el hombre esté solo”. Un seminarista sí se puede enamorar santamente. El sexo es santo dentro del matrimonio y debe ser fuente de placer. La suavidad de una mujer es integralmente beneficiosa y asesina esa escalofriante soledad.

-A veces la distancia entre la moral extrema absurda y la degeneración hay dos pasos.

-Desestimándolo por ser un mandamiento humano, muchos sacerdotes tienen una concubina y/o aventuras eróticas encubiertas.

-El celibato en sí también es un refugio de homosexuales.

-Un cura eternamente soltero es una mano de obra barata sin herederos, con tres votos (pobreza, castidad y obediencia) que lo convierten en un vasallo magnífico.

-Algunos honestos no soportan el copular antes o después de la Eucaristía. Prefieren renunciar y no trastornarse con la farsa refinada por el Derecho Canónico y otras beldades. Un cónyuge no altera la vocación funcionaria.

-El futuro de un reprimido sexual es impredecible.

-El apóstol Pedro y miles de eficientes siervos de Dios eran casados y no tenían el corazón dividido.

-El obispo debe ser marido de una sola mujer y ejemplo moral (1 Timoteo 3:2-5).

-Juran castidad a los cuatro vientos como parte el guión de una comedia sacra.

-Por ser irresistibles, las mujeres serían el demonio mismo.

-La mujer no será esposa de un sacerdote ni sacerdote. Concubina de contrabando o monja gratis de la limpieza u otros quehaceres similares, siempre con un perfil de galeote.

-Para que funcione canónicamente bien, la castidad clerical debe ser una actuación teatral pulcra.

-Un cuello clerical obsceno calla todas las obscenidades y vicios de sus colegas.

-Históricamente, las esposas de sacerdotes u otros, que intentaron rasguñar el patrimonio de la Madre Iglesia, digirieron afrentas innombrables.

-Para el Romano Pontífice los hijos de los sacerdotes siempre han sido parias. No hay asignaciones familiares ni reconocimientos ni nada. Los obispos no asisten a los cumpleaños de los hijos, siempre ilegítimos, de los párrocos. Los sermones no incluyen el tema de los niños abandonados.

-Un cura sin un desahogo sexual tradicional o innovador es imposible.

-Son tantos los homosexuales en le clero, que ninguna cifra es confiable.

-Aquellos eclesiásticos involucrados en algún aborto, por conservar su carrera, no son aplastados como cucarachas por el arzobispo. El cardenal siempre es prudente con las infinitas y disímiles fechorías de los varones participantes.

-Es preferible un hijo abandonado a tener que usar preservativos.

-El fariseísmo sexual ha mantenido viva la llama de la fe. Están los que tienen una pareja y los que la tuvieron, ya sea casual, esporádica o permanente.

-El celibato romano es el teatro del absurdo laureado, por eso las interminables toneladas de encubrimientos de inmoralidades y desvaríos.

-Algunos reprimidos se transforman en fornicarios rabiosos, monomaniacos.

-El celibato equivale a diez latigazos diarios, incluidos los feriados.

-El diocesano es el que más se alarma, porque ve bautizadas con minifalda todos los días, y algunas son ardorosas y sugerentes, terminada la santa misa.

-Ningún fruto apostólico calma los devastadores gritos de los testículos, desde la azotea.

-Cristo no pedía votos de castidad y sí llamó al ministerio a hombres casados. El cristianismo de Cristo es normal, sano.

-Los sacerdotes se comportan como ángeles, pero del otro bando, y se excitan con algunas confesiones y absoluciones. Las visiones sexuales sacras son irreproducibles. Algunas siluetas femeninas los ponen de rodillas.

-Por diferentes razones, muchos están obligados a aguantar la bufonada.

-La sociedad de hoy es más tolerante y no se enfada con el coito eclesiástico de bajo perfil, entre adultos. Las viudas alegres también son apetecibles y enviar al cuerno la castidad es muy placentero.

-Como las vocaciones están disminuyendo, casi cualquier joven cachondo ingresa al seminario, si es medianamente disciplinado.

-Por falta de coraje, nadie ha reconocido públicamente el gran servicio que las barraganas le han prestado a la Madre Iglesia a través de los siglos. De lo contrario, el sacerdocio habría sido un empleo insostenible.

-Cuando es el fraile el aproblemado, el involucrado, el aborto es válido.

-Dudar de las heréticas imposiciones de la Santa Sede es un acto de fe, de valor.

-El Evangelio de Jesús autoriza el matrimonio de los pastores, y éstos, nunca son de segunda categoría (1 Corintios 9:5).

-Un trabajador eternamente soltero es mucho más barato, dócil y acrítico, y convierte al Vaticano en el negrero glorioso.

-Algunos, fuera de la Madre Iglesia serían unos vagabundos, adentro, son unos ineptos tensos. La castidad siempre vive sobre la cuerda floja, con la vista vendada y sin mallas de protección.

-Los curas y monseñores, que se suponen puros, caminan por las calles con alas, una aureola y sin tocar el suelo.

-El sustituto del sexo de mala calidad son la buena mesa y los otros placeres mundanos, como el de ser burgueses obstinados.

-El que más se mortifica es el que más aguanta. Y el que más se aguanta sería el más santo. Un colaless podría derribarlo todo. El mártir es la amargura inútil.

-Un zombie engominado es el célibe excelso.

-Esconden bajo siete llaves sus infinitos tesoros y depravaciones sexuales.

-Un fornicario que jamás es sorprendido, es talentosos, capaz.

-El sacerdote que se casa es elevado al estado laical.

-Independiente de las claras sanciones del Derecho Canónico, hoy ningún sacerdote es condenado por copular como malo de la cabeza. La pista está libre y la champagne abierta. Al lujurioso compulsivo lo cambian de ciudad y caso resuelto. El concubino es más risueño y más amable.

-Las ofensas a la castidad por parte de los cardenales es más secreta que el lavado de dinero perenne del Vaticano.

-La política de la avestruz es lo mejor que hay en lo que a sobrevivencia y rentabilidad se refiere.

-La Iglesia Católica ha generado las condiciones para que los pedófilos se desarrollen a cabalidad, con un encubrimiento descarado circunscrito. Es complicado calcular bien los millones de abusos.

-Lo más estresante y demoledor es el pago de indemnizaciones.

-El que encubre o esquiva fechorías con estilo y distinción llegará a obispo.

-La intimidad del clero es una película de terror, sin efectos especiales.

-Perder el amparo del obispo es la ruina.

-Con el cinismo pertinente, el alto porcentaje de clérigos homosexuales se ha adaptado sin grandes dificultades en una Iglesia que los critica duramente, sólo en el campo teórico. Y el que es astuto y rezador asciende con rapidez.

-La mortificación corporal o tortura impía nada soluciona, menos el sadomasoquismo u otras inclinaciones equivalentes. El apetito sexual nunca se va, es un componente del ser.

-El padre predica pero no practica. No cree en lo que predica ni ebrio y nunca practica con fidelidad lo que a otros les predica con rigidez e intransigencia.

-La roca de la Iglesia es el secretismo. Ningún cura confiesa todo lo que hace y el único pecado mortal es la indiscreción, el desatino.

-Hasta los más duros se excitan con las confesiones sensuales de algunas damas particularmente ardientes. A veces, el confesonario es un nido de pasiones libidinosas y la oportunidad de alguna conquista amorosa o tocación. Las preguntas lujuriosas y estimulantes a la que se confiesa son frecuentes.

-Los presbíteros son o han sido discípulos fanáticos de Onán, y todos han sido sacrílegos en más de cien oportunidades.

-Por amor a la Madre Iglesia hay que proteger a los depravados sin medir consecuencias. La ética es un estorbo.

-La moral objetiva sólo es aplicable de la puerta del templo hacia fuera.

-El celibato forzoso incrementó notablemente las riquezas de la Iglesia. Fue el negocio insuperable del milenio.

  

Epístola a los Efesios 5:5

“Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.”


Fin


De la antología “Las sotanas de Satán”



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